¿Quieres tener tu pasto bonito y sano? Sigue al pie de la letra las tres recomendaciones de hoy: cómo cortar el pasto de forma correcta.
La altura del pasto
No es buena idea segar el prado demasiado bajo. Con ello estamos reduciendo la superficie foliar y por lo tanto dificultando su capacidad para realizar la fotosíntesis. Sostenerlo en esas condiciones repercutirá con toda seguridad en un césped débil.
Las praderas conservadas a baja altura disponen de menos raíces y más superficiales que un césped normal; son por lo tanto menos resistentes a la sequía. También son más sensibles al ataque de plagas y enfermedades. Las malas hierbas tampoco desaprovecharán su oportunidad.
Como norma general, no siegues por debajo de los 5cm. Conviene incluso dejarlo más alto en zonas de sombra y en aquellos periodos considerados de estrés: cuando el calor es extremo o en los meses de invierno.
En céspedes de estaciones cálidas, formados por gramas, se puede segar algo más bajo. La bermuda, la zoysia o el kikuyo admiten alturas mínimas de hasta 2cm.
Sin embargo, conviene no abusar. Ten en cuenta que un césped segado a mayor altura protegerá, además, al suelo de la evaporación durante el verano, ayudando a disminuir el consumo de agua.
Aquí estamos hablando de un césped residencial y no de campos deportivos, así que, doy por supuesto que no necesitas estas medidas tan reducidas. Déjalo más alto pero sin llegar a comprometer su apariencia ornamental.
Frecuencia de corte
Si has estado ocupado y has descuidado su siega, no vale, ahora, con cortar el césped directamente a la medida que te convenga (por ejemplo, los 5cm antes señalados). Sería un duro castigo para él; se estresaría demasiado y para colmo dejarías todas las hojas amarillas al descubierto. Para evitarlo, elimina no más de una tercera parte de la altura total y repite el proceso al cabo de unos días.
Por esta razón se procura respetar los tiempos de siega marcados por el propio pasto, a razón de su velocidad de crecimiento.
El crecimiento más o menos rápido está influenciado directamente por las especies que lo forman, la cantidad de agua disponible, los nutrientes del suelo, pero sobre todo por la estacionalidad.
No cortar el pasto mojado
Además de comprometer el resultado, se complicaría mucho la labor con la segadora. Tanto las cuchillas como la carcasa y el recogedor se las verían con un amasijo de hierbas adheridas.
Si todo está empapado, incluido el suelo, ya sí que no hay discusión; déjalo para otro momento. Podrías dejar marcas horribles, deteriorando gravemente tu pradera. En el peor de los casos estarías contribuyendo a compactar el terreno, complicando la adecuada aireación de las raíces.
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